Tanto NB-IoT como LoRaWAN son redes de última generación del tipo LPWAN (Low Power Wide Area Network), específicamente diseñadas para proporcionar conectividad en el IoT (Internet of Things). Para entornos abiertos de exterior, como es el caso del Alumbrado Público, representan la mejor opción actualmente. No obstante, hay diferencias entre ellas.
Con NB-IoT, la conectividad se contrata con un operador de Telecomunicaciones, y esta utiliza bandas de frecuencia exclusivas, en las que nadie más puede transmitir señales. Como es natural, esto conlleva un coste, ya que cada Nodo debe incluir una tarjeta SIM (física o virtual) con un plan de datos NB-IoT asociado, por el que hay que abonar una cuota de suscripción mensual o anual. Cada tarjeta, tiene una dirección IP, que es el sistema de direccionamiento más extendido a nivel mundial. Con NB-IoT no se precisan Concentradores ni Servidores intermedios, ya que los Nodos se comunican directamente con la red NB-IoT del operador.
Si se elige LoRaWAN, en cambio, utilizaremos bandas libres de frecuencia, cuyo uso no conlleva un coste directo. No obstante, el cliente deberá instalar y mantener operativa su propia infraestructura de red privada (Concentradores y Servidores de Red), lo que naturalmente supone un coste que habrá de ser considerado. Además, utilizar frecuencias libres tiene sus riesgos, ya que cualquier persona puede transmitir en ellas, si necesitad de autorización. Por tanto, la posibilidad de sufrir interferencias o llegar a situaciones de saturación del espectro existen, en la medida que las aplicaciones IoT se popularizan y extienden. Por estas razones, la calidad de servicio que puede ofrecer NB-IoT es superior a LoRaWAN. Esta circunstancia debe ser tenida en consideración al abordar una inversión a muy largo plazo (+10 años) como es la renovación del alumbrado de un municipio.